Se busca "unicornio"

D.V. Opinión

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Para aquellos no expertos en emprendimiento, se conoce con el término de “unicornios” a las startups -empresas de nueva creación- de base tecnológica y gran escalabilidad que alcanzan valoraciones de mercado superiores a los 1.000 millones de dólares en un periodo de maduración relativamente corto. Este término, que se utilizó por primera vez en EEUU en 2013, alude a la dificultad de encontrar este tipo de empresas en el mercado, evocando al carácter mágico y fantástico de estas criaturas mitológicas.

Sin embargo, a pesar de la pandemia de COVID-19 y de todas las vicisitudes que el planeta está atravesando en estos últimos tiempos, no dejan de surgir, año tras año, nuevas compañías que pueden calificarse de esta forma. Son la muestra del aspecto más dinámico y activo del emprendimiento global y el motivo principal de atracción para todo tipo de inversores.

Así, anualmente, se editan diferentes publicaciones que fijan el ranking de países por número de unicornios desarrollados en su seno y por los potenciales unicornios que podrían generarse. Como no podía ser de otra forma, EEUU lidera todas las clasificaciones en esta materia, seguida de China a bastante distancia. En Europa, destaca sobre todo Reino Unido, seguido por Alemania y Francia y ya, a cierta distancia, aparecen otros países como Suecia, Noruega, Países Bajos o España.

Esta clasificación nos da idea de cuáles pueden ser los ecosistemas emprendedores más dinámicos y que ofrecen mayores facilidades, seguridad y garantías. Pero, ¿qué aspectos caracterizan a un territorio para poder convertirse en un ecosistema emprendedor exitoso? ¿Qué hace tan atractivo a Silicon Valley o Israel como focos de emprendimiento?

Muchas son las claves y variables necesarias para poder configurar un ecosistema emprendedor óptimo y, en esa línea, encontramos muchas ciudades y territorios en EEUU, Europa y Asia que están impulsando políticas y acciones para generar focos de atracción del emprendimiento que sean la base de su futura economía, entendiendo que las startups del presente serán la base del desarrollo económico futuro.

Una de las principales claves es la existencia de financiación al alcance de estas compañías, tanto pública como privada. Sin la financiación necesaria, el talento emprendedor no podrá ser capaz de llevar a cabo sus proyectos. En otro orden de cosas, son necesarias, también, la existencia de un mercado afianzado, la adopción de políticas que inviten al emprendimiento, el desarrollo de aceleradoras, el impulso de una cultura emprendedora y la creación, atracción y retención del talento. Conviene no olvidar tampoco la importancia de posibilitar y fomentar la conexión entre los distintos actores para intercambiar experiencias y conocimiento, escuchar activamente a los expertos, conseguir socios o encontrar financiación. Y, por último, debe existir una regulación amigable, que facilite la creación de nuevos proyectos e impulse una regulación fiscal específica para este tipo de compañías y facilite su financiación.

¿Y dónde están nuestros unicornios? Tal y como hemos mencionado, España se encuentra en una posición intermedia a nivel europeo y son Madrid y Barcelona las que destacan como polos de atracción principales, con algunas otras grandes ciudades como Valencia y Málaga que han realizado apuestas claras por atraer este tipo de compañías.

En Euskadi constatamos también la existencia de una apuesta clara por impulsar este tipo de ecosistema emprendedor para generar un nuevo tejido económico que complete y mejore el existente. El Gobierno Vasco, a través de sus distintas incubadoras BIC -Business Innovation Centre- apoya las ideas y proyectos emergentes desde su nacimiento, realizando también un papel de acompañamiento en su posterior desarrollo, valiéndose para ello de diferentes instrumentos de inversión y/o deuda. Las Diputaciones Forales también han promovido diversas medidas para impulsar la actividad emprendedora y han adoptado medidas fiscales que permiten la financiación de proyectos de I+D a través de figuras como el Tax Lease o el fomento de las inversiones a través del reconocimiento de deducciones fiscales.

El capital privado también está muy presente y activo en la financiación de este tipo de proyectos. En Euskadi cohabitan distintas incubadoras e inversores particulares privados, business angels, que aportan a los emprendedores, además de financiación, conocimiento y experiencia.

En el ámbito educativo e investigador, las universidades y los centros tecnológicos, cada vez con mayor dedicación, completan esa red que debe conformar ese ecosistema emprendedor exitoso que deseamos.

La competencia por atraer este tipo de proyectos y talento es grande y nuestro territorio tiene que medirse con ciudades y zonas metropolitanas mucho mayores y con mayor capacidad de atracción. Y, a pesar de ello, en los últimos meses hemos podido ver publicadas noticias de startups vascas que ya empiezan a levantar importantes rondas de financiación, atrayendo capital de inversores cualificados internacionales. Quién sabe si alguna de éstas se convertirá en el próximo unicornio. ¡Parece que vamos por la buena senda!

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